Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
¿Eres un cristiano que no se compromete y sólo observa?
¿Eres un cristiano nominal que, como el cojo postrado en la puerta pidiendo limosna a los que entran al templo, estás esperando que ‘algo’ cambie en tu vida para ser feliz?
Dios hoy te dice que no te debes quedar en la puerta del templo porque te sientas quebrado y sin fuerzas para entrar.
Y cuando tomes la decisión de entrar a Su reino, Él te llevará en Sus brazos y te mostrará el camino.
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Vídeo predicación River Church - Dante Gebel
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